CONFERENCIA
EPISCOPAL DE COLOMBIA
MENSAJE DEL COMITÉ
PERMANENTE SOBRE EL ABORTO
1
La Conferencia
Episcopal de Colombia, fiel al compromiso que debe al Evangelio
de la Vida, y
ante el debate que se desarrolla en la Corte Constitucional y
en el Congreso de la
República sobre la despenalización del aborto, hace público el
siguiente mensaje con el fin de ilustrar las conciencias sobre el valor de la
vida humana e invitar a todas las personas a defenderla con
decisión.
2. Nuestro
ordenamiento jurídico constitucional reconoce el carácter inviolable del derecho
a la vida (artículo 11 de la constitución), así como el principio del respeto a
la dignidad humana (artículo 1° constitucional). De conformidad con los tratados
internacionales, la vida ha de ser respetada desde el momento de la concepción. Este
principio ha de orientar toda acción del Estado y promover el valor absoluto de
lo humano. Permitir que el aborto sea despenalizado, en algunos supuestos, es
legitimar al Estado para que renuncie a cumplir efectivamente sus deberes frente
a la vida humana.
3.
Condenamos la discriminación contra la mujer. Proclamamos y
defendemos los derechos humanos fundamentales que son inherentes a toda persona
humana. Defendemos tanto al niño no nacido como a la
madre.
4.
Rechazamos la cultura de la muerte que ha legitimado la idea de disponer de la
vida humana como si se tratara de una cosa. Reiteramos que no hay razones
legítimas para eliminar la vida humana no nacida, que corresponde a un ser
distinto de la madre, que empieza a vivir su propia vida en el momento de la
concepción y que por tener la condición de ser humano ha de ser respetado
conforme a su dignidad.
5.
A una recta razón, y con
mayor fuerza a una conciencia iluminada por la fe cristiana, le debe brotar con
facilidad el rechazo al aborto por ser el asesinato de un ser inocente que no es
culpable de nada, que no tiene ninguna posibilidad de defensa por sí mismo, ni
siquiera puede gritar, a lo sumo gime en el acto de morir.
6. El aborto es un
“crimen abominable” que viola el derecho fundamental a la vida del ya engendrado
y no nacido, y configura un grave desorden moral que involucra a quienes a
ciencia y conciencia intervienen en este hecho.
7. Nunca
como en el tiempo presente se ha hablado tanto de los derechos humanos, pero
nunca como ahora se han violado tan impunemente los derechos del hombre que
todavía está en el seno materno.
8. El aborto
no es asunto de vida privada porque conlleva intereses y derechos de otros. El
aborto provocado no es sólo
un asunto privado de la padres, sino que afecta directamente a
la unidad de la especie humana. Los legítimos derechos de la mujer sobre su
propio cuerpo terminan donde comienzan los derechos del niño concebido en su
vientre.
9. “Las
leyes que legitiman la eliminación directa de seres humanos inocentes están en
contradicción total e inconciliable con el derecho inviolable a la vida... Leyes de este
tipo no solamente no crean ninguna obligación para la conciencia, sino que, por
el contrario, generan una grave y precisa obligación de oponerse a ellos a
través de la objeción de conciencia...” (Juan Pablo II, Evangelium Vitae,
72).
10.
Esperamos que las autoridades públicas que participan en el debate sobre
despenalización del aborto, actúen en el marco del ordenamiento jurídico, tanto
constitucional como internacional, y al hacerlo obren libremente y en
conciencia.
11.
Exhortamos a los órganos del Estado a promover el eficaz cumplimiento de los
derechos de las mujeres y a estudiar medidas alternativas que las protejan en
las situaciones difíciles que pueden vivir durante su embarazo. La sociedad
entera debe estar abierta para ayudar a las madres y acoger aquellos niños que
nacen desprotegidos e indefensos.
12. Pedimos
a todos los católicos defender el precepto “no matarás”, que indica tanto el
límite de lo que no puede ser transgredido en el ámbito social, como la
responsabilidad que tiene todo hombre y toda mujer, sea o no creyente, de
respetar la vida humana.
13.
Expresamos nuestro apoyo a todas las personas y organizaciones que en este
momento crucial de la historia colombiana defienden con valor la vida,
reclamando el respeto a los derechos fundamentales de toda persona
humana.
14.
Invitamos a todos los fieles de la Iglesia católica y a los hombres y
mujeres de buena voluntad a unirnos en jornadas de oración para pedir al Señor
de la Vida que
defendamos, protejamos, promovamos y celebremos la vida como el don más precioso
de Dios. Rogamos al Espíritu Santo que ilumine las mentes de las personas que
tienen en sus manos la delicada misión de defender la vida humana en el Congreso
y en las Altas Cortes de nuestro país. La Virgen María, Nuestra Madre y
Reina ruegue por nuestra patria ante su Hijo Santísimo.
Bogotá, D.C., 11 de
Noviembre de 2005.
+ Luis
Augusto Castro Quiroga, Arzobispo de Tunja, Presidente de la Conferencia
Episcopal